domingo, 8 de marzo de 2015

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martes, 3 de marzo de 2015

Los que juegan y los que ven y los que pagan por ver



El deseo de “ganar” el puesto por el voto popular, como tampoco las buenas intenciones y sus promesas en discursos no son la preparación para el funcionario público.

…solo son personas diferentes las que reciben sus altos salarios los cuales salen de nuestra contribución tributaria.




Debería existir sine qua non una ley que exija a los candidatos ya sea diputados, alcaldes y presidente, que cursen una especie de maestría, la cual los eduque en cuanto al cargo que desempeñarían de ganar las elecciones, dicha ley debería exigir tener esa maestría antes de postularse, de manera que para ser candidato, la persona tenga ya los conocimientos, aptitudes y la prudencia y decencia que se requiere para administrar lo ajeno.


Aun así, eso no garantizaría al pueblo la honestidad y credibilidad de la persona candidato o candidata a ser un funcionario público, pero al menos habría un respaldo, un algo que nos hace saber que el electo no es totalmente ignorante.


Un reconocido escritor filósofo y político nacido el 12 de Enero de 1729 en Dublín Irlanda nos dejó esta frase “La ciencia del gobierno que es práctica en sí y dirige a tales propósitos prácticos, es materia que exige experiencia e incluso más experiencia de la que puede alcanzar en toda su vida una persona, por sagaz y observadora que sea”. La experiencia, no la puede alcanzar un persona durante unos meses de propaganda política como sucede aquí en El Salvador, o solamente por su deseo de “ganar” el puesto por el voto popular, la experiencia la puede obtener por la preparación en el área a la cual se encamina, y por hacer el trabajo una vez electo.


Otro aspecto muy importante es la ética del gobernante, término que ha servido hasta de broma cuando este se  mezcla con la política, pues existe el cliché de que un político siempre será un cerdo, un deshonesto, alguien que miente alguien que se aprovecha, es decir, pareciera que no hay buenas costumbres en los funcionarios públicos, aunque tal vez la haya; veamos el significado de ética de acuerdo a las definiciones más ligeras en google, y dice: “Conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad”, además nos dice que es una disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano. Entonces, cuando vemos el buen comportamiento en el edil, del diputado, del presidente, nos damos cuenta realmente de todos sus actos? o solo una parte de ellos?, además, como es costumbre también en las personas en general, es más fácil fijarnos y recordar por más tiempo los errores de las personas, pero, cuanto reconocemos el trabajo bien hecho?


Además tenemos a la población después de las elecciones en determinado lugar del país, y nos preguntamos a nosotros mismos, los mismos que fuimos a emitir el sufragio, no importando si hablamos de dos amigos allí que eligieron de diferente manera a la hora de marcar las papeletas, ambos siguen en la misma condición, su salario tiene un descuento del impuesto sobre la renta del mismo porcentaje de acuerdo al salario, ambos con un descuento por seguro social y podría ser ambos con el mismo tipo de empleo, y cual es la diferencia entonces? yo mismo quisiera poder responder esa pregunta, pues la situación sigue siendo la misma, y así ha sido por años, aquellos quienes con esfuerzo y sacrificio se prepararon en bachillerato y luego en universidades tienen tienen sus opciones de trabajo, así como el que no lo hizo, pero de igual forma, ambos deben trabajar, y el beneficio obtenido por su trabajo es el mismo tanto antes como después de las elecciones. Tal vez la diferencia radica en que ahora solo son personas diferentes las que reciben sus altos salarios los cuales salen de nuestra contribución tributaria.